En el vertiginoso ritmo de la vida moderna, nuestras emociones a menudo se convierten en un torbellino incontrolable que amenaza con arrastrarnos. Sin embargo, ¿y si pudiéramos aprender a navegar por estas aguas turbulentas?
Lo primero es entender y aceptar que las emociones son pasajeras. Pensemos cuando viajamos en avión, y atravesamos turbulencias, pues la emociones son algo parecido, solo están presente en momentos del viaje de nuestra vida, no se quedan todo el tiempo. Y esto es muy importante, porque nos ayuda a no quedarnos estancados, sino que nos permite desarrollar nuestra inteligencia emocional y poder enriquecer nuestros valores.
Pero, ¿qué podemos hacer, si cada vez las turbulencias parecen más fuertes? Las emociones cada vez más están condicionando nuestras vidas. Muchas veces podemos llegar a sentir que estamos secuestrados por nuestras emociones. Cada vez más necesitamos entender qué sentimos, cómo nos afecta, cómo lo expresamos, y hoy me gustaría hacer un llamado de atención a algo super importante el ¿por qué?. El motivo, el ¿por qué? sentimos una determinada emoción, a veces no le prestamos toda la atención que tiene y vamos directamente a etiquetar las emociones. El ¿por qué?, es la puerta abierta a no huir de nuestras emociones. Es aceptar la invitación al autoconocimiento y aceptar el desafío del amor propio.
¿Por qué estamos tristes, frustados, enfadados, rabiosos, etc? Encontrar la respuesta, primero nos prepara para poder reaccionar de manera saludable a las emociones. Además nos permite tomar cierta distancia saludable con lo que sentimos y esto hace que podamos regular mejor nuestras emociones.
Encontrar esa respuesta no es fácil, porque la educación que hemos recibido, nos lleva la mayoría de las veces a no liberarnos de las emociones y más bien a estancarnos más, etiquetando las emociones.
Algo que nos puede ayudar muchísimo es explorar el fascinante mundo de la regulación emocional. Descubrir cómo entablar un diálogo interno constructivo con nuestras emociones, que nos permita transformar nuestra vida cotidiana. Esto es algo que me ha ayudado a mí, en lo personal y también profesionalmente.
El poder de las emociones: Más allá del bien y del mal
Antes de sumergirnos en la regulación emocional, es crucial comprender que las emociones, en sí mismas, no son ni buenas ni malas. Son mensajeros, señales que nuestro cuerpo y mente nos envían para comunicarnos información valiosa sobre nuestro entorno y nuestras experiencias.
La Dra. Susan David, psicóloga de Harvard y autora del libro «Emotional Agility», lo expresa de manera elocuente:
«Las emociones son datos, no directivas.»
Esta perspectiva nos invita a considerar nuestras emociones no como enemigos a ser suprimidos, sino como aliados a ser escuchados y comprendidos.
Desafíos emocionales comunes: Reconociendo patrones problemáticos.
El primer paso para encontrar nuestra respuesta emocional, es identificar algunos de los patrones problemáticos más comunes en nuestra relación con las emociones:
- Evitación emocional: La tendencia a huir o suprimir emociones incómodas.
- Rumia: Quedarse atrapado en pensamientos negativos repetitivos.
- Reactividad excesiva: Responder de manera desproporcionada a los estímulos emocionales.
El poder de la regulación emocional.
¿Cómo podemos entender mejor el concepto de regulación emocional? Imagina por un momento que tienes un mando a distancia para tus emociones. No para apagarlas, sino para ajustar su volumen, cambiar de canal cuando sea necesario, o incluso para grabar y reproducir las experiencias más valiosas. Eso, en esencia, es la regulación emocional: nuestra capacidad para influir en qué emociones tenemos, cuándo las tenemos y cómo las experimentamos y expresamos.
La Asociación Americana de Psicología (APA) define la regulación emocional como el proceso por el cual los individuos influyen en qué emociones tienen, cuándo las tienen y cómo experimentan y expresan estas emociones. Pero, ¿por qué es tan crucial esta habilidad?
- Mejora las relaciones interpersonales: Al manejar nuestras emociones de manera efectiva, creamos interacciones más armoniosas con los demás.
- Aumenta el rendimiento laboral y académico: La capacidad de mantener la calma bajo presión y motivarse a uno mismo es invaluable en entornos de alto estrés.
- Promueve la salud mental: Una regulación emocional adecuada está asociada con menores niveles de ansiedad y depresión.
- Facilita la toma de decisiones: Cuando no estamos abrumados por emociones intensas, podemos pensar con más claridad y tomar decisiones más racionales.
La agilidad emocional: Un nuevo paradigma
Antes de concluir, quisiera también destacar un enfoque que también nos puede ayudar a encontrar respuestas emocionales. Además puede hacer que seamos más flexibles y adaptables, lo que resulta en una mayor resiliencia y bienestar general.
Este enfoque es el concepto de agilidad emocional, acuñado por Susan David, y que representa un cambio paradigmático en la forma en qué abordamos nuestras emociones. En lugar de luchar contra ellas o intentar controlarlas, la agilidad emocional nos enseña a:
- Reconocer nuestras emociones sin juicio.
- Aceptarlas como parte natural de la experiencia humana.
- Analizar el mensaje que nos transmiten.
- Actuar de manera alineada con nuestros valores y objetivos.
Antes de terminar, quisiera invitarte a reflexionar sobre este tema:
- Cómo te sientes cuando experimentas emociones intensas?
- ¿Qué estrategias utilizas actualmente para gestionar tus emociones?
- ¿Te gustaría aprender nuevas herramientas para mejorar tu bienestar emocional?
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Al igual que yo, tú también puedes transformar tu vida a través de la regulación emocional. Te invito a explorar nuestros servicios y comenzar tu propio proceso de crecimiento. [Nuestros servicios]